Tania Balleza (La Tuns)
Tania Balleza (La Tuns)

Tania Balleza (La Tuns), CDMX 1979. De Sonora, Monterrey y Guadalajara, tal vez por eso es complicado trazar el origen de su obra. Escribe y pinta, pero da la sensación de que se dedica a cazar de noche personajes que sólo retrata durante el día, cuando la luz y los colores los sacan de contexto y sorprenden a todos, incluso a los personajes, con su fuerza y brutal belleza. Su paleta es sin duda parte de un nuevo mexicano, abrevando tanto del museo como de la cantina; hay un tanto de poema en cada obra, de emoción concentrada, de instante perpetuado. Artista figurativa expresionista, a menudo referida como "de un estilo particular" desde el año 2017. Su técnica, por lo general mixta, y el uso de colores postmexicanos refrescan la imagen del arte en nuestro país. La Tuns juega con nosotros. Sus tantos estilos toman su identidad en un viaje libre, onírico, que se dejan rozar ligeramente con la influencia del cómic y la ilustración y, sin temor a mancharse las manos, mezcla toda esta experiencia con elementos técnicos como la acuarela, el acrílico y los óleos. Primero artista gráfica, luego escritora, resulta evidente que cada pieza de La Tuns nos hable y nos invite a ver la historia en el retrato. En sus cuadros nos comparte una postal personal y nos lleva a escenas del cotidiano. A veces amoroso, a veces lleno de melancolía, siempre suspendido en un momento que nos lleva a imaginar la escena siguiente.

El rostro es lo que somos y no lo vemos. Podemos examinar nuestras palmas de las manos y recordar que fuimos primates miles de veces al día, pero para vernos a la cara necesitamos del reflejo. Debe ser parte del plan que no sea tan fácil observarnos: no podríamos con tantas certezas. Tal vez el motivo por el que no nos aburrimos de nuestra propia cara es que nunca es la misma. Estudiar el semblante implica una absoluta toma de conciencia de la identidad propia: sólo poniéndonos de frente con frecuencia nos sabemos. La Tuns sabe cosas de nosotros que nosotros no. Nos conoce, y se conoce, de otros tiempos. Cuando ella se mira se mira hacia adentro. “Estoy trabajando en un autorretrato y me sorprende, siempre, que mis manos dibujan mis labios como salidos de la memoria y no de la vista”, dice. Usa técnicas mixtas porque es lo que le permite materializar emociones mixtas. Un autorretrato no es otra cosa que un diario. “¿Es mi yo de ahora o mi yo del futuro?”, pareciera que nos hace esa pregunta en todo momento. Sus retratos, y autorretratos, son pasado pero también saben a premonición. La Tuns viaja en el tiempo. Viajera de sí misma, explora sus versiones: se desdobla en la realidad real y en la fantástica, en los otros y en las cosas.

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