Ya con eso?
Aunque es maravilloso que alguna gente de todo el mundo vea lo que hacemos los artistas mexicanos contemporaneos, me apena que en general descubrir arte a través de un teléfono celular se vuelva suficiente. A propósito hay que decirlo, no tenemos idea de la capacidad de nuestra tan popular suficiencia, hay que abrir un poco más la percepción del tope para que le comuniquemos a nuestro cuerpo cuando algo es enough y cuando no se trata de eso. No puedo creer lo conformes que podemos llegar a estar con ver un Modigliani a través de una pantalla y no trasladarte, por ejemplo, al Soumaya a verlo en vivo. En este caso, en un principio puedes sentirte atraído, ponle tú, quizá hasta conquistado por una de mis piezas cuando la ves en mis redes, mi red te atrapa, se cumple una misión, pero luego no pasa nada; en el trayecto de tu deseo a la contemplación y de ahí al querer, pasan muchas cosas y al mismo tiempo no pasa nada. Hay una pasividad ahí muy rara que te invade, a lo mejor piensas que estás sometido a un filtro visual, pero, qué precio tan grande pagas porque una cosa programada decida por tus otros sentidos. La vista de pronto tiene una responsabilidad muy grande. Puede ser tan brutal como tú quieras. Estás a gusto con asombrarte por algo que ves en mi perfil pero (si vives aquí) hazle caso a tu inquietud y tráete contigo completo, ven a saber dónde duermen mis trabajos, sobre qué otra pieza está recargada esa que pudo llamarte a través de la atención, quien quite y no te la llevas a tu casa (eso sí te tengo que decir, entre más ves una de mis piezas más cosas te dice) pero puedes entender por qué te cautiva, cómo llegó a ser una idea que por un momento significó algo a tus ojos, por qué es importante para ti, qué más puedes conocer de la obra en cuestión, qué te inspira de ella, quién soy yo, quién eres tú, etcétera.
