En tu cara, Angel Face®
La luz es mi amiga. Veamos la foto que me tomé hace una semana cuando cumplí 41. Mira, mi procerus brilla. Eso es porque suda, es un músculo. Su función es desplazar la piel que enfrenta, sobre todo desplaza las cejas, se forma el CEÑO, el ceño demuestra enojo, tristeza y pánico. ¿CÓMO NO VA A SUDAR? PORQUE PANDEMIA.
Los otros músculos que también me sudan son los que levantan el labio superior y los que se encargan de plegarlo con el otro. Pues sí, ha de costar un chingo levantar semejante labio, ¿no? ¡Y callarme! Ah, las cosas que no digo. Orbicularis, se llama. Pero espera, en palabras más bonitas es el músculo besador.
Me brilla el mentoniano. Los elefantes y las personas lo tenemos, ninguna otra especie. Tiene tres funciones teóricas, la más inútil, es que es un atributo sexual. Entiendo porqué me suda, lo que no entiendo es para qué ocultarlo (la luz).
Sigo incomodando al ojo excéntrico y fijado con mis cejas pelosas. No sean fijados, lo último que me dijo mi abuela días antes de partir fue: me encantan tus cejas, pásame el tip.
No tengo afán de cerrar de más mis poros, nunca me he hecho un peeling, los ácaros lo hacen por mí. Un cosmos de células muertas coexisten en mi cara viva. Yo estoy agusto.
Y ve nada más las líneas de mi cuello, ahí van, pa'bajo. Al corazón como toda la sangre que me corre.
Y mi pelo brilla, brilla en canas,
luces torcidas que salen de adentro,
rayos indóciles.
