Jim Croce

Tania Balleza (La Tuns)
1 min readFeb 15, 2024

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No sólo crecí escuchando su música, su música creció en mí y con ella sobreviví a los ochentas. Cómo era posible que un hombre de voz dulce y ronca, desconocido por completo, pudiera ponerle pies y cabeza a lo que yo sentía. Quería como él guardar el tiempo en cualquier cosa; él en una botella, yo en el menudo tamaño de mi cuerpo. Yo era las cuerdas de su guitarra, podía sentir mis venas sacudiéndose si cerraba los ojos. El dolor no dolía, la impotencia sucumbía a mi novedoso poder: ¡la inspiración! ¿Acaso me estaba sucediendo lo que les sucede a los recién nacidos poetas? Se iban acomodando en filita unas palabras de mi imaginario, ¿por qué? Escucho sus canciones y me hago espacio en el asiento trasero de una van Ram azul, entre dos de mis hermanas mayores. Nos dirijimos a Nogales desde Tucson, traigo un Ding Dong en la mano que me voy a comer mañana en la escuela.

Jim Croce retratado por mí en Febrero del 2024.

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